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AMITY STORIES

 

 

           

        "EL OXÍMETRO LE SALVÓ LA VIDA" 

    Como todos los domingos, salimos a correr, ella me esperaba a las puertas de la piscina municipal, que está  a las afueras de la ciudad, y de allí partíamos hacia el campo y la playa. Esta ruta la teníamos medida e íbamos a realizar la sesión, según la guía de entreno, que teníamos preparada  para el inicio de  las carreras, que comenzaría el próximo mes de mayo. 

    La sesión aparentemente fue suave y en una hora y cinco minutos estábamos de vuelta, llegando en esta ocasión hasta mi casa, dado que Ana tenía que recoger los apuntes, que olvidó el viernes, después de nuestra tarde de estudio. Llegábamos con inquietud, porque se hacía tarde y ella tenía que ir a comer a casa de sus padres, pero de repente empezó a jadear, sentía como si el pecho le oprimiera,  sus latidos se hacían escuchar,  y Ana empezó a preocuparse, nunca había sentido esa sensación y aparentemente no había motivo para ello. Ana era una chica joven, sana, y conocía su cuerpo ante las reacciones del deporte, la sesión había sido suave y el cansancio no parecía molestarle... pero, aún así se puso muy nerviosa y sintió que empezaba a ahogarse. 
    Que podía hacer yo ante tanta incertidumbre?...  No quería asustarme, cerré los ojos y de repente recordé la imagen vivida las pasadas navidades, cuando mi abuela enfermó y reviví, que lo primero que hizo mi madre para controlar su respiración y su ritmo cardíaco fue sacar " el oxímetro" un aparato pequeño que hacía unas semanas que había comprado por recomendación de sus médicos y que le iba a indicar, si esos síntomas de dificultad al respirar eran preocupantes, dado que el aparato te expresa el nivel de saturación en sangre y el ritmo cardíaco, unas variables que  te pueden advertir que  necesitas asistencia médica. 
    Corriendo, fui a buscar el Oximetro que había en casa, se lo puse en el dedo corazón a Ana y lo que el aparato marcaba, era un anunció evidente de que no había tiempo que perder, la indicación era clara, había que llamar a un médico y sin dudar, prestarle la asistencia médica que podría salvar su vida.... 
    Y así fue, lo primero que nos indicó la Doctora que la asistió, fue que si no llegamos a deducir por las indicaciones del Oxímetro que su vida estaba en peligro, posiblemente no hubiéramos llegado a tiempo.... en silencio, Ana se estaba ahogando porque no le llegaba suficiente oxígeno a la sangre. 
    Hoy Ana está curada, salvamos su vida, pero ahora, ella tiene siempre a mano un Oxímetro que le permite detectar esta insuficiencia, si se le presenta sin avisar.
El Oxímetro es un dispositivo útil y necesario que se puede tener en casa para, ante los síntomas de dificultad respiratoria, como le ocurrió a Ana, te avisa de los niveles de saturación que llegan a la sangre y con ello puedes detectar, si hay necesidad de una asistencia médica.

En la actualidad, este aparato ha resultado de mucha utilidad, puesto que la dificultad para respirar ( disnea) es uno de los síntomas más asociados con la enfermedad del coronavirus, dado que no siempre, está disnea, es apreciada por la persona afectada y puede dar lugar a una hipoxia o falta de aire silenciosa.

Estos aparatos médicos, que ahora podemos tener en casa, han sido siempre unos de los aparatos más útiles en la práctica clínica y que han evolucionado mucho.

Han pasado de ser instrumentos “muy grandes y caros” a ser “pequeños y asequibles” para todo el mundo, de ahí su venta para casa, en estos tiempos, tal y como lo han sido los termómetros digitales.  

El Oxímetro es pequeño, y fácil de usar, se pone al dedo y mide la saturación a través de la luz polarizada.

Como anécdota, contaros que aunque parecen de reciente creación, los oxímetros fueron ideados en la II Guerra Mundial ( en 1942 por Glenn Millikan) para que los pilotos que volaban a grandes alturas, pudieran subir, sin poner su vida en peligro por la falta de oxígeno, ya que con la medición podían saber hasta qué altura podían llegar sin que éste les faltase.

Feliz lectura.




 

 

 

 

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